“Mamá, ¡él es mi hermano!”
Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera comprender completamente su peso.

Yo era solo un niño pequeño, de pie a la sombra de mi madre millonaria, Penélope, que me miraba con una mezcla de confusión e incredulidad.
Mi vida siempre había parecido una película cuidadosamente dirigida.
Cada escena estaba perfectamente coreografiada.
Yo era Ashton Harris, el hijo de Alfonso Harris, un poderoso empresario cuya riqueza solo era igualada por su ambición.
Tenía todo con lo que un niño podía soñar.
Educación privada, coches de lujo y vacaciones en destinos exóticos.
Pero en aquella tarde fatídica, cuando escapé de las falsas sonrisas en la fiesta de cumpleaños de mi padre, me encontré con una realidad que cambiaría mi vida para siempre.
Afuera, mi atención fue atraída por la calle.
Vi a un niño que se parecía exactamente a mí.
Sus grandes ojos azules reflejaban los míos, y su cabello desordenado enmarcaba un rostro que se sentía inconfundiblemente familiar.
Pero había una gran diferencia entre nosotros.
Mientras yo estaba vestido con ropa de diseñador, él llevaba una camiseta rota y unos vaqueros sucios.
Sus mejillas hundidas eran una clara prueba del hambre que había sufrido.
Por un momento pensé que mi mente me estaba jugando una mala pasada.
¿Era esta una broma cruel?
¿Un reflejo de mi propia imagen?
Pero cuando parpadeó, me di cuenta de que era real.
“¿Quién eres tú?” susurré, con el corazón latiendo con fuerza.
“Luke”, respondió él, con voz baja y cautelosa.
“Soy Ashton”, dije, mientras extendía mi mano.
Cuando nuestras palmas se tocaron, sentí una sacudida de reconocimiento, como si nuestras almas hubieran estado entrelazadas mucho antes de ese momento.
Pero justo cuando quería preguntarle más, la voz de mi madre resonó en el aire, llamando mi nombre.
En un abrir y cerrar de ojos, Luke corrió, desapareciendo entre los invitados, dejándome con un torbellino de preguntas.
Esa noche me quedé en la cama, atormentado por ese encuentro.
Mi madre se agitaba, murmurando en sueños.
La escuché llorar suavemente mientras susurraba sobre haber dado a luz a dos bebés, no a uno.
Mi padre, siempre escéptico, desestimó sus temores como pura imaginación.
Sin embargo, no podía deshacerme de la sensación de que mi madre sabía algo que no me contaba.
Esa noche me abrazó con más fuerza, como si intentara protegerme de una verdad que permanecía fuera de mi alcance.
Al día siguiente en la escuela, confié mi secreto a mi mejor amiga Hazel.
A diferencia de los demás, que se habrían reído de mi historia, ella abrió los ojos de par en par, horrorizada.
“Tienes que encontrarlo de nuevo, Ashton”, insistió con voz decidida.
Con la determinación de Hazel y la ayuda vacilante de su chófer Theodore, salimos en busca de la verdad.
Volvimos a recorrer mis pasos hacia la misma calle donde había visto a Luke por primera vez.
Cuando nos acercamos, mi corazón comenzó a latir más rápido.
Y allí estaba él, hurgando en un contenedor de basura en busca de sobras.
Hazel soltó un pequeño grito.
Sus ojos iban de él a mí.
“¡Son idénticos!” susurró, horrorizada.
Nos acercamos a Luke con cuidado, y tras cierta vacilación aceptó hablar.
Sentados en la acera, compartió su historia.
Una historia de abandono y supervivencia.
Había crecido solo, dependiendo de la bondad de extraños que hacía mucho habían desaparecido.
“No tengo familia”, confesó con la voz quebrada. “No tengo hogar.”
Mientras hablaba, sentí una profunda conexión.
Ese niño, que se parecía tanto a mí, había vivido una vida de privaciones mientras yo vivía en el lujo.
Pero entonces Hazel notó algo en el abdomen de Luke.
Un pequeño lunar, idéntico al mío.
“No solo se parecen”, susurró con voz temblorosa de comprensión. “Son hermanos.”
El peso de sus palabras cayó sobre mí como una ola.
Sentí que mi mundo se tambaleaba.
El suelo bajo mis pies temblaba con la magnitud de aquella revelación.
Luke no era un simple extraño.
Era parte de mí.
Una pieza de mi vida cuya existencia nunca había sospechado.
En los días siguientes no pude librarme de la sensación de urgencia.
Necesitaba saber más de Luke…